El experimento falso que cambió la psiquiatría
Era 1973. El psicólogo estadounidense David Rosenhan publicó un artículo que sacudió los cimientos de la psiquiatría. Se titulaba «Sobre estar cuerdo en sitios de locos». Resumía las conclusiones de un experimento que realizó entre 1969 y 1972. Rosenhan y otros sietes voluntarios, todos sanos, se presentaron en distintos hospitales psiquiátricos. Así empezó el experimento falso que cambió la psiquiatría.
Síntomas inventados
Todos reportaron tener el mismo síntoma. Dijeron que escuchaban una voz que decía una de tres palabras: «golpe», «vacío» o «hueco». Según escribió Rosenhan, eso fue suficiente para que todos fueran internados. Todos se comportaron con total normalidad una vez que se los admitió. Pero varios de ellos -incluyéndolo a él- fueron retenidos por varios días. A él lo retuvieron 52 días. El psicólogo también denunció el maltrato y la negligencia que recibieron él y el resto de los voluntarios.
Siete de los ocho falsos pacientes fueron diagnosticados con esquizofrenia. El experimento de Rosenhan y sus lapidarias conclusiones causaron un fuerte cuestionamiento de la psiquiatría. En particular, se cuestionó la capacidad de la psiquiatría de realizar diagnósticos y de distinguir entre la locura y la cordura.
Casi medio siglo más tarde, Susannah Cahalan se interesó en el tema de la psiquiatría por un motivo muy personal. Hace unos años fue internada en un hospital psiquiátrico tras ser diagnosticada con esquizofrenia. Pero resultó que no padecía ese trastorno.
Rastreando al doctor
Su interés por asuntos psiquiátricos la llevó a enterarse del famoso experimento de Rosenhan. Le interesó porque relataba algo similar a lo que había vivido ella. Decidió investigar y escribir sobre el trabajo de Rosenhan.
«Me di cuenta de que había inconsistencias entre lo que publicó en su paper y lo que escribió en este libro inédito. Luego hallé los registros médicos de David Rosenhan y fue entonces que empezaron a verse los problemas», reveló.
Cahalan trató de rastrear a los siete «pseudopacientes» que habían participado del experimento junto con Rosenhan, quien falleció en 2012. Dice que fue como «perseguir fantasmas». Ni siquiera contratando a un detective privado logró dar con ellos.
Finalmente, tras años de búsqueda, halló a uno: Bill Underwood, quien en la época del experimento era un estudiante de posgrado en Stanford, donde Rosenhan enseñaba en el Departamento de Psicología.
Underwood le relató una experiencia similar a la que había descrito Rosenhan. Descubrió que hubo un noveno «pseudopaciente» que participó del experimento, pero no fue incluido en los resultados finales. Harry Lando también había sido un estudiante de posgrado en Stanford, reclutado por Rosenhan. Al igual que el resto de los voluntarios fue internado, diagnosticado erróneamente con esquizofrenia, y pasó 19 días en un hospital psiquiátrico en San Francisco. Lando lo describió como una experiencia positiva.
«Él había estado profundamente deprimido. David Rosenhan describió un inframundo de abuso y abandono, pero Harry Lando describió su experiencia como casi mágica», afirma. «Salió de su hospitalización de 19 días como una persona transformada». Al parecer, su caso no fue incluido porque no se ajustaba a la teoría de David Rosenhan. Él sostenía que las instituciones psiquiátricas son lugares dañinos que deberían ser cerrados.
El farsante
En su libro, The Great Pretender («El gran farsante»), también cuestiona si realmente existieron todos los otros voluntarios que presuntamente participaron del experimento. El propio Rosenhan omitió detalles importantes sobre su hospitalización. No solo reportó tener alucinaciones auditivas: afirmó que tenía tendencias suicidas. Eso, dice la autora, justifica la decisión de internarlo. «El doctor Bartlett no fue un mal médico que tomó una mala decisión (…) Fue un buen médico que hizo lo mejor que se podía hacer dada la información que recibió», afirma Cahalan.
El experimento falso que cambió la psiquiatría no fue del todo malo. Ayudó a mejorar el diagnóstico de enfermedades mentales. «El trabajo de David Rosenhan le dio un impulso a ese abordaje tipo lista de verificación, para hacerlo parte de la corriente dominante en la psiquiatría».