La aparición de las luces de neón
Las luces de la ciudad… siempre llamativas. Estamos tan acostumbrados a los carteles de neón, que no imaginamos las calles sin ellas. Este 3 de diciembre se cumplen 110 años de la primera utilización pública de las luces de neón. Fue obra del químico galo Georges Claude, durante la celebración del Salón del Automóvil de París de 1910. La aparición de las luces de neón cambiaría la fisonomía urbana para siempre.
Probando luces
Claude fue el primero. Aplicó una descarga eléctrica en un tubo sellado y con gas neón con la idea de crear una lámpara. El neón había descubierto en 1898 por William Ramsay y Morris W. Travers. Ellos investigaron sus propiedades de iluminación en tubos de vacío. La luz de color se produce al pasar corriente eléctrica a través de gases inertes en el tubo.
Este efecto se produjo tras décadas de experimentos; querían crear una alternativa práctica a la iluminación incandescente.
De forma inmediata al descubrimiento del neón, los tubos de neón se utilizaron en instrumentos científicos y en innovaciones. Sin embargo, la escasez de gas neón puro excluía su aplicación para iluminación eléctrica de descarga. Esta estaba en línea con el tubo de Moore, que trabajaba habitualmente con nitrógeno o dióxido de carbono como gases. Habían obtenido cierto éxito comercial en Estados Unidos a principios de la década de 1900.
Neón industrial
Después de 1902, la empresa de Georges Claude en Francia, Air Liquide, empezó a producir cantidades industriales de neón. Básicamente, lo hacían como un subproducto de su negocio de licuefacción de aire.
Desde el 3 al 10 de diciembre de 1910 Claude exhibió dos tubos de brillante neón encarnado, de 12 metros de longitud cada uno, en el Salón del Automóvil de París. La aparición de las luces de neón dejó un destello que no se apagaría más.