Es uno de los órganos más fascinantes de todos: la piel. Recubre casi la totalidad de tu organismo. Sus células son unas de las más versátiles de todo el cuerpo. Nos protege de cualquier factor ajeno al cuerpo, como bacterias, virus o sustancias varias. Podría evolucionar de una forma impensada: un grupo de científicos diseñó la piel electrónica del futuro. Detectaría vibraciones imperceptibles para el ser humano. Incluso podrían llegar a compartir y almacenar los datos registrados a través de Wi-Fi.
Una segunda piel
Hace tiempo se busca un sustituto que pueda realizar satisfactoriamente las funciones de la piel. Un equipo de investigadores de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, en Arabia Saudí dio un paso más allá. Es un material que imita la piel humana en cuanto a resistencia, elasticidad e incluso sensibilidad. Se le llama E-Skin. Será parte de las prótesis de la nueva generación.
“Imitará las muchas funciones naturales de la piel humana, como la detección de la temperatura y el tacto”. Lo dice el profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá -KAIST-, Yichen Cai. “La aparición reciente de sensores 2D ha acelerado los esfuerzos para integrar materiales mecánicamente fuertes y delgados atómicamente en pieles artificiales”.
Así crearon la piel electrónica del futuro utilizando un hidrogel reforzado con nanopartículas de sílice. Todo ello unido mediante nanocables altamente conductores.
«Los hidrogeles contienen más del 70% de agua. Muy compatibles con los tejidos de la piel humana», explica Shen. Se preestiró el hidrogel en todas direcciones aplicando una capa de nanocables. Permanecieron intactas incluso cuando el material se estiró 28 veces su tamaño original.
Duradera y avanzada
Su prototipo de piel electrónica podía detectar objetos a 20 centímetros de distancia. Respondía a estímulos en menos de una décima de segundo. Y cuando se usó como sensor de presión, podía distinguir la escritura a mano sobre ella. «Es un logro sorprendente para una piel electrónica. Mantiene la dureza después de un uso repetido. E imita la elasticidad y la rápida recuperación de la piel humana», comenta Shen.
Dichas pieles electrónicas podrían monitorear una gran variedad de información biológica. Presión arterial, movimientos de extremidades y articulaciones… Estos datos se pueden compartir y almacenar en la nube a través de Wi-Fi. Más nuevas aplicaciones aparecen en el horizonte según afirma Cai. «Prevemos un futuro para esta tecnología más allá de la biología», comenta el investigador. «Pronto podría ser extensible incluso para monitorear la salud estructural de objetos inanimados. Como muebles y aviones», concluye.
