La fortaleza flotante en el Mar Báltico
Es un lugar solitario. No solo por la ausencia de voces humanas y el ulular del viento. También por su aislamiento. Está construido sobre pilotes de madera en al agua, y pareciera flotar mágicamente. La fortaleza flotante en el Mar Báltico, el fuerte Alexander, sigue evocando épocas lejanas.
Algo de historia
La ciudad de San Petersburgo está a la cabeza del golfo de Finlandia en el Mar Báltico. Y una vez estuvo protegida por una serie de fuertes. El más conocido de todos ellos tiene una historia fascinante. Se construyó entre 1838 y 1845, encargado por el Emperador Nikolay I. Se trata del fuerte Alexander.
Se realizó un original diseño para su construcción. Así, un conjunto de miles de vigas de 12 metros de largo se introdujeron en el fondo marino. Apoyarían la base real que se hizo a partir de una serie de capas de hormigón, arena y granito.
La pared de ladrillo y granito de la fortaleza se construyó sobre esta base. El complejo consistía en el edificio principal con un patio en el centro. El edificio elíptico podría albergar hasta 1.000 soldados en tres pisos. Y también contó con más de cien cañones y fortificaciones con armas. Al final de su construcción, el fuerte medía 90 por 60 metros. Hay exactamente 103 puertos de cañones con espacio adicional en el techo para otros 34.
El fuerte pacífico
A pesar de su ubicación estratégica y fortificación, la base nunca vio ningún combate militar directo. Lo más cerca que estuvo de ello fue cuando desempeñó un papel vital en la Guerra de Crimea. En ese entonces protegió la base naval rusa en Kronstadt contra los intentos de la Marina Real y las flotas francesas.
A principios del siglo XX, el fuerte perdió su importancia en términos de defensa contra la artillería moderna. Se reutilizó en 1897. Serviría como base de investigación de plagas y enfermedades mortales. Se estudió el cólera, el tétanos, el tifus, entre otros.
Su aislamiento fue ideal para que los científicos rusos estudiaran estos virus tan letales. A la fortaleza flotante en el Mar Báltico se le apodó como «el fuerte de la plaga». Usando caballos como animales de prueba, los científicos trabajaron para crear sueros y vacunas para las diferentes enfermedades.
Después de la toma de posesión comunista en 1917, el laboratorio se cerró. El fuerte se entregó a la Armada rusa. La fortaleza se abandonó en la década de 1980 y pronto se convirtió en un área de exploración urbana. Alguna vez llegó a convertirse en espacio para raves ilegales.
Sigue siendo uno de esos sitios misteriosos que parecen enfrentarse al tiempo. Ya puedes anotarlo como uno de tus próximos destinos.