¿Un agujero negro en el Sistema Solar?
Existen extrañas órbitas en los objetos del cinturón de Kuiper, una lejana escombrera espacial en el Sistema Solar exterior. Las rocas pueden llegar hasta los 1.000 km de diámetro. De allí proceden muchos de los cometas que visitan las cercanías de la Tierra. Se pensaba que la gravedad de un planeta explicaría esas órbitas extrañas. Pero hay otra posibilidad. Un agujero negro en el Sistema Solar. Su existencia fue propuesta en un estudio publicado en 2019. Los autores son Jakub Scholtz de la Universidad de Durham y James Unwin, de la de Chicago.
Múltiples formas
Los agujeros negros pueden ser de varios tipos y tamaños. Los hay supermasivos, en los centros de las galaxias. También los hay de tamaño planetario, formados cuando las estrellas más grandes y pesadas explotan como supernovas. Y luego están los agujeros negros primordiales, que según algunas teorías, deberían haberse formado en enormes cantidades durante el Big Bang. El rango de tamaños va desde lo microscópico (con masas de menos de un kg), a los pocos metros, con masas inferiores a las de una estrella.
Pero, ¿es posible que exista un agujero negro en el Sistema Solar? Es difícil de comprobar, ya que un telescopio no los distingue. Edward Witten, de la universidad de Princeton, cree tener una solución. En un artículo publicado en el servidor arXiv, dice enviando miles de sondas ligeras hacia donde se supone que podría estar, podría encontrarse.
Reversionando a Stephen Hawking
Su propuesta es una versión modesta del proyecto Breakthrough Starshot, de Stephen Hawking. Quería enviar miles de microsondas a la estrella más cercana al Sol y al planeta Próxima b. Cada microsonda desplegaría una «vela espacial» que recibiría el impulso de un potente haz de rayos láser enviado desde tierra. Harían el viaje en solo 20 años.
Witten calcula que una nave espacial de unos 100 g de peso, podría cubrir en 10 años la distancia al supuesto agujero negro.
Las sondas, al acercarse, sentirían su gravedad, acelerándose. Se puede medir esa aceleración. Para detectar al agujero negro con este sistema, las mediciones de las sondas deberían tener una precisión de 10-5 segundos. Es muy difícil conseguir esa precisión en instrumentos tan pequeños. Witten admite que «no está claro si el enfoque es práctico. No siquiera que sea la mejor manera de hacerlo».
Otros dos científicos, partiendo de ese esquema, desarrollan un enfoque alternativo. Se basarían en la detección de las desviaciones transversales en las trayectorias de las sondas. Las desviaciones las causaría el agujero negro. Esos cambios de dirección serían muy pequeños en tramos cortos. Pero en un viaje tan largo irían acumulándose a lo largo del tiempo.
Sea planeta o agujero negro, los cierto es que «algo» está perturbando esas órbitas. Descubrir de qué se trata se ha convertido en un objetivo prioritario para los astrónomos. Conseguirlo es solo una cuestión de tiempo.