Jonathan Gregory había comprado unas pantuflas en una tienda de Blackburn, Inglaterra, y, tras haberlas usado durante un mes, notó algo extraño en la suela. Pensando primero que era un trozo de plástico, después vio que lo que le rozaba era el pico de un pájaro. El pico asomaba junto a la cabeza desde la suela. Tras cortar la tela de la zapatilla encontró el resto del pájaro.
La tienda aceptó realizarle una devolución y se disculpó, aunque indicaron que segun sus registros la última compra de esas zapatillas se había producido un año atrás, algo que Gregory negó en rotundo.
